jueves, 3 de septiembre de 2009

Y UN PAR DE CUERNOS

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Esta es la historia de un trío de humanos y animales. Un trío y un par de cuernos. Nadie se alarme, no es zoofilia.


El día siguiente a San Fermín de 2009 asciendo con Carmen (amada mujer, en ocasiones abnegada esposa) a uno de esos parajes que los naturalistas frecuentamos en secreto. Una vieja montaña del Pirineo central, muy a desmano de montañeros, escaladores y senderistas. Una sierra que colma los 2.800 metros sin mostrarse tan abrupta como otras que la rodean.



Diría que es un enclave solitario hasta para la fauna y flora. Un inmenso pedregal de altura, semidesierto, gélido en invierno y tórrido en las más calurosas jornadas del año.

Carmen y un servidor pasamos la mañana viendo y fotografiando endemismos en flor. Luego engullimos el bocadillo sin quitar ojo a la gran pantalla panorámica del paisaje que retransmite, en vivo y en directo, un espectacular encadenado de cumbres y valles, de verdes vegetales, de grises y ocres pétreos, de mantos níveos. Lo de casi siempre…en lugares así.



Durante el descenso, de regreso, miro como hipnotizado los millones de cantos esquistosos que solan aquellas lomas y laderas.


A unos 2.200 metros de altitud, Carmen –que va muy delante- me avisa, ha encontrado algo. Es un fragmento de cráneo de sarrio, que así llaman en el Alto Aragón a los rebecos. Una pequeña porción con los dos cuernos y bastantes restos de pelo. Me abalanzo sobre el descubrimiento y lo examino. Instintivamente elijo una piedra y asesto varios tajos certeros a la pieza ósea separando los cuernos con destreza de Cromagnon que no me suponía. Habilidad ancestral, digo yo.



Medito acerca del extraño hallazgo. El cráneo completo y otros restos desperdigados sería indicio de un sarrio muerto en el lugar, seguramente de modo natural. Ahora bien, sólo ese fragmento de cráneo con los cuernos intactos, justo lo que un cazador –legal o furtivo- se hubiera llevado como trofeo…no encaja.

 


Cuernos de sarrio, piedras, un cráneo roto… ¡El quebrantahuesos, claro! Una pareja de esos fabulosos buitres anida muy cerca, conozco dónde.

Los quebrantahuesos deben el nombre a la costumbre de romper los huesos más grandes de las carroñas que frecuentan. Elevándose con ellos en las garras los lanzan del cielo contra las rocas del suelo. Astillado un hueso lo ingieren, con más provecho si conserva su médula nutritiva. Es una tarea que ejecutan repetidamente en lugares conocidos como rompederos.

Rumbo al pueblo, que todavía queda muy abajo, camino satisfecho con los cuernos en mi mochila. Hace años que entreveo en estas laderas y cordales pedregosos su función como rompedero del quebrantahuesos, a juzgar por los pequeños trozos de hueso, muy dispersos, que suelo atisbar. En 1998 conseguí allí, a unos 2.400 metros de altitud, mi primer cuerno de sarrio.
 
Aun reconociendo el uso de este paisaje por el quebrantahuesos, nunca me había percatado de sus condiciones ideales como rompedero: un ancho cordal con resaltes rocosos que hagan las veces de dianas para el bombardeo de huesos en pleno vuelo, y –muy importante- sobre un terreno homogéneamente empedrado y mondo de vegetación, lo que evita perder de vista las esquirlas del impacto entre inoportunos huecos del roquedo, arbustos o copas de árboles. Un territorio retirado, elevado, aunque muy accesible por el aire gracias al flujo diario de las brisas de ladera y a las corrientes térmicas que se generan en el fondo de valle. Emplazamiento perfecto para un rompedero. Excelente criterio el de estos quebrantahuesos para su campo de tiro. Se nota que les va la vida en ello.

Así que, caso resuelto. Un sarrio murió. Los buitres leonados visitaron el cadáver. El cráneo se soltó del tronco. Un quebrantahuesos lo agarró por los cuernos portándolo hasta la vertical del rompedero. Arrojó el cráneo…y se partió la crisma. Una pieza salió por un lado segmentada con la cornamenta. El quebrantahuesos fue tras el resto, más fácil de engullir, menos peligroso que los afilados cuernos. Quizá rebañó con fruición los sesos de la cavidad craneana (perdón por el detalle, es pasión naturalista).

Tiempo después, Carmen y un servidor dimos con los cuernos y nos los llevamos.

El ciclo ecológico en un trío animal: Rupicapra pyrenaica pyrenaica-Gypaetus barbatus-Homo sapiens. El sarrio transforma los pastos de alta montaña en proteína animal. El quebrantahuesos recicla las últimas moléculas de esa proteína. El ser humano curiosea, indaga, recolecta los despojos y alimenta con ellos su conocimiento interpretando la función de aquel paisaje.

Trío de ases…Y un par de cuernos.




EL CAMPO DE TIRO

Posibles puntos de impacto en el rompedero, sobre ellos el quebrantahuesos podría lanzar huesos localizando con facilidad las fracciones resultantes.


Los quebrantahuesos suelen elegir el punto sobre el que habitualmente arrojan los huesos desde una altura variable, entre 20 y 150 metros, con una precisión de tiro de aproximadamente 3 metros.

Este campo de tiro es poco operativo entre los meses de diciembre y mayo, pues la nieve suele cubrirlo amortiguando los efectos de la colisión de los huesos. No obstante queda en una orientación muy venteada que prolonga su eficacia en años de escasas nevadas.

A juzgar por las precipitaciones de nieve de 2008-2009 y los resultados de la autopsia (véanse más abajo), el plazo de tiempo en que el quebrantahuesos estrelló el cráneo de sarrio osciló entre mayo y primeros días de julio de 2009. Estimación reforzada por el dato de que los pollos de quebrantahuesos nacen fundamentalmente en marzo y los padres utilizan con más frecuencia los rompederos cuando su progenie cuenta entre el segundo y tercer mes de edad (mayo-junio). Incluso, cabe la posibilidad de que el cráneo de sarrio fuera muy estimado por contener aún el encéfalo, órgano particularmente digestible y alimenticio para un pollito de quebrantahuesos.
 


AUTOPSIA DE UN PAR DE CUERNOS

Dos cuernos de sarrio o rebeco pirenaico (Rupicapra pyrenaica pyrenaica) recogidos en el Alto Pirineo central a unos 2.200 metros de altitud.


Medidas exteriores: comprendidas entre 13’5 y 14 cm.
Las medidas normales para adultos, en el Pirineo, son: 20’7 cm para machos y 17’9 cm para hembras.


Ángulo del gancho: menor de 45º.
En el 90% de los casos ese valor corresponde a cuernos de macho.



Medrones y anillos: Los cuernos recogidos poseen 2 medrones ubicándose la marca del segundo anillo justo en la base de cada cuerno.
Cada medrón (de medrar, crecer) es un segmento de crecimiento limitado entre marcas a modo de anillos. El cuerno crece desde marzo-abril hasta el invierno, entonces ralentiza su desarrollo formando un anillo. El primer anillo tiende a desaparecer por fricciones con ramas y cortezas de árbol siendo habitual que el primer anillo visible sea, en realidad, el número dos (segundo invierno de vida del sarrio). Los años siguientes, del tercero en adelante, los cuernos de rebeco reducen considerablemente su tasa de crecimiento anual. Esa reducción se incrementa con la edad. La especie puede llegar a vivir entre 15 y 17 años en la montaña.




CONCLUSIONES DE LA AUTOPSIA


  • Los cuernos pertenecen a un macho joven de rebeco pirenaico, de aproximadamente 2 años de edad: entre 21 y 24 meses, pues los sarrios nacen en abril.
  • Considerando que los cuernos no se han desarrollado por debajo del segundo anillo, se deduce que el animal murió en su segundo invierno. Es muy posible que fuese víctima de un alud, causa común de mortandad en la especie. Los aludes fueron frecuentes e importantes en el Pirineo durante el invierno 2008-2009.
  • Es presumible que el cadáver no quedara al descubierto hasta el deshielo de 2009, lo que explicaría la presencia de pelos en el cráneo y la falta de desarrollo del tercer medrón, que debería haber crecido suficientemente entre marzo-abril y la fecha del hallazgo, en julio de 2009.
  • Todo lo anterior es coherente con que estos cuernos carezcan de su porción más recta, la que desarrolla la especie durante el tercer y cuarto año.
  • Durante el segundo año los cuernos de rebeco experimentan su mayor crecimiento, producen los medrones más largos. Por otra parte, años lluviosos generan más pasto y mayor estirón de los cuernos. El segundo medrón de los cuernos analizados parece confirmarlo con un crecimiento de aproximadamente 9 cm, coincidente con la fresca y lluviosa primavera-verano de 2008.

Más sobre rebecos:
http://www.vertebradosibericos.org/mamiferos/ruppyr.html

http://www.barbastella.org/mastozoologia/rebeco.htm

Más sobre quebrantahuesos:

http://es.geocities.com/ecored2003/quebrantahuesos.html
http://www.quebrantahuesos.org/control?zone=pub&sec=ppal&pag=presentacion&loc=es

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24 comentarios:

Jesús Dorda dijo...

Javier, no dejas de sorprenderme, desconocía tus dotes de investigador forense.
Muy interesantes las deducciones. Las cornamentas son elementos naturales muy interesantes, por ejemplo la variación en la curvatura del cuerno a lo largo del crecimiento del animal.
No voy a bromear sobre tríos, pareja y cuernos, no te vaya a sentar a cuerno quemado.
Abrazos a los dos, pareja.

El Naturalista dijo...

Todo un compendio naturalístico-detectivesco... casi recuerda a CSI. Supongo que los buitres se dan por hecho por la zona del hallazgo; por aquí, en La Mancha, los hallazgos pocas veces permiten tirar de los hilos de historias tan completas como este caso. ¡Saludos naturalistas!

Máster en nubes dijo...

A mi esto me recuerda a Csi animal ;-), eres la repera, Javier, qué metódico, forense a tope ....

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Hola Jesús, Naturalista y Máster. Bienvenidos a la sala de disección de...digo, bienvenidos a El Último Rincón.

Sí, tenéis toda la razón, la entrada ha quedado de lo más forense, puritito CSI a la ibérica. Todo empezó con el hallazgo de los cuernos...y acabó en no se qué cuernos.

Jesús, es cierto, lo de la variación de la curva en el crecimiento de la cornamenta me resulta intrigante...y encima varía según sexos. ¡Ah! sabes que puedes bromear todo lo que quieras con lo de tríos, pareja y cuernos, que da mucho juego (ya ves).

Naturalista, pues sí, los buitres leonados están presentes en el Alto Pirineo donde acuden habitualmente en busca de carroña, aunque por razones climáticas sus zonas de nidificación se establecen básicamente en áreas de las sierras prepirenaicas donde el invierno sea menos riguroso para los pollos.

Gracias, Aurora, la verdad es que se me ha ido la pinza, o el bisturí o el afán naturalista. Analizar esos cuernos me ha permitido adentrarme en la biología de dos emblemáticos animales pirenaicos, y en la función que paisajes aparentemente tan ásperos y desiertos pueden tener para especies tan escasas como el quebrantahuesos.

Bueno, bueno, ya vuelvo a darle al rollo ¡Qué cuernos!

Gracias por vuestros comentarios.

Javier G. Pérez dijo...

Bueno Javier, me alegro de que hayas obtenido la mejor parte de unos tiernos cuernecillos.
Muy interesante la cronología del hallazgo.
Muchas veces desdeñamos este tipo de material sin indagar profundamente en su historia pasada. Me ha gustado, e interesado, el partido que has sacado de unos fragmentos óseos perdidos en esa ladera pedregosa, poco atractiva para la gente del tirón turístico.
En la explotación de la carroña, habrá que añadir un altillo en la pirámide ecológica para, ubicar al oportunista que se lleva los restos del rebeco a casa.
Saludos.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Me alegro, Javier, de que te haya gustado el asunto. Todo empezó como una entrada dedicada a un rompedero...y al final, fíjate.

Me dejé llevar primero por el impulso recolector-naturalista, después por la curiosidad y luego por lo apasionante de indagar entre restos mudos que guardan toda una historia vital. Y, es cierto, me sentí un escalón más de la pirámide trófica: un supercarroñero que recicla lo aparentemente inservible y lo transforma en energía neuronal, en conocimiento que adquiere y comparte...con sus congéneres más dispuestos.

Saludos.

Lienzo tierra dijo...

Vaya pedazo de entrada, no digo por extensión sino por la labor que has hecho. Me encanta leeros, de verdad, a todos los que comentáis por aquí. Aprende una un montón. Muy interesante. Muy buena entrada. Cuánto me gustaría contar con gente como vosotros cuando salgo por ahí a andar que me fuera explicando cosas.
Tenéis unos conocimientos amplísimos.
Enhorabuena.

Angel Febrero dijo...

muy interesante esta labor detectivesca...un abrazo, me ha encantado tu entrada, lo dicho a ver si coincidimos un dia por Madrid, Angel

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Mamen, muchas gracias, es un alivio saber que el descomunal tamaño de la entrada…no pesa como una losa. Aquí, en los blogs, todos aprendemos de los demás y, además, nos entretenemos. Es como viajar juntos por el mundo y descubrirlo a trocitos. (Así que, vuelve pronto a seguir mostrándonos tu viaje a Turquía). Un abrazo.

Ángel, es una satisfacción constatar que has seguido la entrada con interés. Otro abrazo para ti…y me pondré en contacto contigo para vernos.

Anónimo dijo...

Hola Javier.
A pesar de lo extenso de tu entrada, la he leido de un tirón y con mucho gusto.
Y es que relatas las cosas de tal manera que parece ser una misma quien está en esas altitudes divisando ese impresionante paisaje (bocadillo incluido). Transmites hasta se transmite la tranquilidad de esos parajes.

El hallazgo fue muy interesante y me ha sorprendido lo de la autopsia, no conocía a nadie hasta ahora que tuviera esos conocimientos y los pusiera en práctica. Debe ser interesante por todo lo que has contado y he aprendido mucho. Es curioso cómo llegamos a descubrir tanto a través de unos cuernos, la historia que hay detrás. Y además la presición es asombrosa.

A mi me quedó una duda, "profesor". En un momento dado hablas de la posible acción de un quebrantahuesos y luego tras la autopsia hablas de que posiblemente murio por un alud. ¿Los quebrantahuesos solo atacan a animales muertos? (perdone mi ignorancia, tan atrevida ella).

Un abrazo, para Carmen también.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Hola Neli, y muchas gracias por tu comentario, tan amable.

No es que sea un especialista en cuernos de rebeco, ni mucho menos. Pero, empleando algunos conocimientos adquiridos hace tiempo, y otros más recientes, y encajando piezas...¡a dónde se llega, mire usted!

Tu duda es muy razonable. En principio, los quebrantahuesos se alimentan básicamente de los huesos de las carroñas (al parecer es el único ave del mundo que come huesos). Aparte de huesos, también puede alimentarse de otros tejidos más fácilmente digeribles (músculos, vísceras...) que en general se encargan de hacer desaparecer los buitres, pero si no es así también los aprovecha (más si está criando y sus pollos son aún muy pequeños). Se han observado casos de ataques a animales vivos, aunque esto no sea lo habitual, y generalmente son los lagartos los que peor parados salen.

Otro abrazo para ti, de los dos.

Montse Viver dijo...

Javier, vaya entrada interesante! la he leido toda sin poder parar y a continuación los comentarios tan oportunos. Me encanta tu estilo desenfadado para contar las cosas, que no está reñido con un rigor y unos conocimientos que desbordan por doquier una larga experiencia en estas cuestiones.
Felicidades y que sigas disfrutando y haciéndonos partícipes a los demás de tus hallazgos.

Un abrazo para ti y para Carmen que avistó el "tesoro".

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Hola Montse, agradezco mucho tus palabras y que te resultara interesante la entrada y hasta los comentarios.

Procuro pulir bastante el estilo…hasta el punto de que no parezca tan pulido. En cuanto a los conocimientos, que siempre son pocos, se le van pegando a uno: la ilusión por saber es como un imán.

Otro abrazo para ti, Montse, de los dos.

Fernando Avila dijo...

Hola Javier:

Has sabido coger al sarrio por los cuernos y contarnos qué hay más allá de unos restos óseos desperdigados por las gleras.
Siempre has tenido muy buen olfato para averiguar los secretos escondidos detrás de las cosas. Recuerdo cuando metías la nariz, como curioso cánido, en los agujeros y uras que nos encontrábamos en el monte para sabér qué criatura las habitaba. De ese olfato te vienen estos cuernos. Son cuernos pacíficos que no cornean.

Un abrazo,
Fernando.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Querido Fernando, tienes toda la razón: el sarrio cogido por los cuernos…¡Es lo que hay!. Cuando no queda otra cosa, parece mentira lo que unos restos pueden dar de sí…Sí, sí, y también el olfato tiene mucho que decir, aunque, en este caso, ni al sarrio ni al quebrantahuesos los olí.

Otro abrazo.

Gorrión dijo...

Madre mía lo que puede aprender uno aquí en un rato... A los próximos cuernos que encuentre por ahí les voy a hacer un examen que ríete tú de la investigación de los huesos de Colón. Muy interesante todo, gracias por el trabajo.

Un saludo

Io dijo...

Hola Javier,

Es la primera vez que entro en tu blog. Pero, con tu permiso, no será la última.

Ante todo, mis felicitaciones por esta sorprendente entrada. Las conclusiones sobre la autopsia me han parecido fascinantes. Ignoraba que se pudiese obtener tanta información de un par de cuernos.

Las imágenes y los detalles sobre lo sucedido son magníficos. Debe de ser toda una experiencia pasear con vosotros, una puerta abierta a los secretos de la naturaleza.

Espero que te visite mucha gente, porque en este blog lanzas un mensaje fundamental; vivir la tierra que se nos dio, gozarla contemplando y estudiando, respirarla y respetarla, porque no existe un espectáculo más hermoso que la vida en todo su esplendor.

Y otro mensaje a los cazadores: Para conseguir un par de cuernos no hace falta masacrar a un animal. Sólo es cuestión de dejar que la naturaleza y el ciclo de la vida hagan su trabajo.

Gracias por compartir este material de excepción con nosotros.

Un abrazo.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Hola gorrión.
Gracias por volar hasta aquí. Por pasarte y posarte en El Último Rincón. Agradezco tus palabras y espero que vuelvas si te gustan las miguitas de paisajes. ¡Ah, recuerdos a las chovas alpinas y piquigualdas (que igual da)!
Otro saludo para ti, gorrión.

Hola lo.
Muchísimas gracias por tus alentadoras palabras. Y por darte de alta en la lista de seguidores. Haré todo lo posible para que nuestras andanzas por El Último Rincón, por todos los rincones de la vida y sus paisajes, sigan siendo de interés. Y estoy completamente de acuerdo contigo cuando dices que “no existe un espectáculo más hermoso que la vida en todo su esplendor”…y en cualquier tiempo y lugar (añado yo).
Otro abrazo, lo, y hasta pronto.

juanmir dijo...

Pedazo de Blog, curradísimo.
Mucho ánimo y a seguir así.
Saludos

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Juanmi, agradezco tu visita a este blog y tus palabras de aliento para seguir adelante. Otro tanto digo en relación a tu interesante blog dedicado a la naturaleza almeriense...¡Que no es poca cosa!

Saludos.

Josélez dijo...

¡Madre mía, cómo puedo haber sido tan despistado...! Mil disculpas.
Pensaba que ya te había comentado esta entrada,¡qué vergüenza cuando he visto que no! Bueno, me había pasado por aquí para releerte y me he dicho: voy a mirar los comentarios... en fin, soy un despistado sin remisión.

Bueno, aquí te lo han dicho ya todo, excepcional trabajo de investigación, nos contagias la ilusión de investigar y al mismo tiempo lo escribes todo muy ameno y riguroso. Me encanta que te guste tanto la naturaleza y que seas tan entusiasta y tan buen divulgador, también eso nos da pie a otros a intentar trabajar y mejorar más el blog. Y es que además me hacen mucha gracia tus juegos de palabras! Como ves, este comentario ha sido al final más bien de flores, que de cuernos...

Un saludete naturalístico

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

¡Ya estabas tardando, Josélez!

Pues sí, se te echaba en falta por El Último Rincón. Muchas gracias por tu alentador comentario…¡y espero que vuelvas pronto!

Más saludos naturalísticos.

Victoria dijo...

Con este comentario ,ni Felix R de la Fuente,gracias porque he aprendido de vuestras manos mucho,es lobueno de conocer los blog y felicidades Carmen por encontrar el tesoro,,besos Victoria

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Gracias a ti, Victoria, por visitar este blog y darte de alta como seguidora. Espero que aquí sigas encontrando temas de tu interés.

Gracias también en nombre de Carmen. Recibe otro beso.