miércoles, 10 de marzo de 2010

De la Fuente de Félix Rodríguez (2)

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CAPÍTULO 2 : “Y mis queridos niños se preguntarán”

He tenido la oportunidad de acercar mis pasos al camino que él abrió. Ahora comprendo mejor el sentido de aquella interrogante que tanto empleara: “Y mis queridos niños se preguntarán: ¿Pero doctor, cómo es posible que…?”. Era como si él se preguntara y contestara a un tiempo.

“Mis queridos niños” no fue únicamente una muestra de su afecto por la infancia –incluida la suya, que tan decisiva resultó- sino de su valía a la hora de hacer comprensible todo a todos. Si los niños lo entendíamos eso significaba que el mensaje se captaba también por los demás. Bien sabría que los niños íbamos a ser protagonistas de una España que crecía a buen ritmo natalicio. Bien debía intuir que aquellos pequeños perseguidores de bichos e incondicionales seguidores suyos, tomaríamos el estandarte y multiplicaríamos el mensaje.

Nos indujo a preguntarnos ¿cómo es posible?. ¿Cómo es posible que la jirafa mantenga un cuello tan largo? ¿cómo es posible que exista jerarquía y fidelidad entre los lobos? ¿cómo es posible que el hombre utilizara por primera vez herramientas? Y acabamos conociendo las respuestas. Nos las dio y también nos dio pie a preguntarnos, diez años más tarde, ¿cómo es posible que urbanicen Gredos o Guadarrama? ¿cómo es posible que no se desarrollen energías alternativas y se evite la construcción de centrales nucleares? ¿cómo es posible que nadie vea a dónde nos llevan el despilfarro y la degradación ambiental?

Fauna, Planeta Azul, El Hombre y la Tierra, y otros títulos televisivos firmados por Félix tenían el sello inconfundible de quien domina los secretos de la divulgación: lenguaje atractivo y comprensible, planteamiento de interrogantes y capacidad de observación. Y no sólo eso. Algo más diferenciaba al “querido doctor”: la preocupación por concienciar. El interés partidario de dar a conocer la Naturaleza para despertar un sentimiento de amor y respeto. Los “amantes de la Naturaleza” somos sus herederos y deudores. De ese sobrenombre, ahora reciclado en ecologista, naturalista o divulgador, y del espíritu indomable que defiende la única causa que da sentido a la vida: la Vida misma.




(CONTINUARÁ)



* Textos extraídos del artículo que publiqué en la revista Quercus (nº 49, marzo 1990)
por el décimo aniversario de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente.



Más sobre Félix Rodríguez de la Fuente:



CAPÍTULO 3: Su palabra y mil imágenes



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18 comentarios:

Máster en nubes dijo...

Me encanta esta serie sobre Felix, el amigo de los animales... Qué buenos tiempos pasamos con aquella tele ¡que se podía ver! Un abrazo, tengo una cosa para ti... en fin, cuando nos veamos...

Angel Febrero dijo...

Javier tu tambien eres un gran comunicador, recogamos esa semilla que dejo Felix y animo a dibulgar naturaleza!!!, ya estas tardando, sobre la idea de expo que hablamos el ultimo dia...un fuerte abrazo Angel.

Pilar dijo...

alguien lo diría antes que yo...
"si quieres que tu labor perdure, empieza enseñando a los niños¡¡ que ellos multiplicarán tus semillas¡¡¡"
muy buen artículo¡¡
saludos

Raúl M. Olmos dijo...

Tus entradas rozan la perfección Javier, da gusto leerte, se nota que aprendiste bien de las enseñanzas del "doctor", bonitas palabras y una entrada para disfrutar y recordar!!
Un abrazo

Javier G. Pérez dijo...

Reconozco que el primer y humilde dictado sobre la naturaleza y la protección de toda su diversidad animal, me la dio mi tío Aurelio, por aquel entonces, guarda forestal. Después vino Félix, con su incomparable voz y extraordinaria capacidad divulgadora.
Quiero reivindicar la labor menos vistosa de gente sencilla, capaz de aleccionar a la gente con su humilde contribución. Al final lo que cuenta es: el respeto a la biodiversidad del planeta.
Sigue emocionándome el artículo, Javier. Es ya, un clásico conmemorativo.
Saludos.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Gracias, Máster. Sí que fueron buenos tiempos, y supimos aprovechar lo bueno de aquella tele a la que se asomaba Félix.
Otro abrazo.

Agradezco tus palabras, Ángel. Se hace lo que se puede, aunque siempre parece poco, por avanzar en el aprecio y protección de la Naturaleza. La divulgación es uno de los mejores modos de hacerlo. Tuvimos mucha suerte de contar con el ejemplo de Félix.
Otro fuerte abrazo para ti.

Pilar, los niños son siempre la clave para cambiar el mundo, porque su mente es nueva y abierta, porque su sensibilidad es intensa, y porque su memoria puede registrar y guardar para siempre los mensajes que saben llegarles al corazón.
Saludos y gracias.

Bueno, Ramuol, lo de rozar la perfección puede acabar...levantando ronchas. Si acaso intento plasmar lo que nos bulle por dentro. Y Félix puso en ebullición a varias generaciones.
Otro abrazo para ti.

Tienes toda la razón, Javier. No sólo de Félix se ha nutrido el amor a la Naturaleza en este país. Antes, durante, y después de él ha habido innumerables personas del campo, de la mar, de la ciencia, de la comunicación, del deporte, de la cultura...que han transmitido-transmiten mensajes muy valiosos en este sentido. Sin ir más lejos: blogs como el tuyo y los de otros compañeros bloguistas-naturalistas.
Félix es un referente más, sin duda el más común a todos, el que compartimos y reconocemos como influencia trascendente en nuestras vidas.
Gracias por tu comentario y saludos también para ti.

ana dijo...

Vaya... te estaba escribiendo un comentario y no sé qué ha pasado con él que se ha esfumado. Bueno, puede que te lleguen dos...

Yo sí recuerdo esa sensación que podía tener la figura de Félix Rodriguez como de Quijote... porque defender a los lobos en según qué zonas, no era muy comprensible. Recuerdo oír criticar su pensamiento en algunos pueblos. Pero fíjate, siendo niña, su mensaje quedaba... yo pensaba para mí misma que también tenían derecho a vivir, esos temibles lobos.

Y recuerdo un día que vi un programa dedicado a los camaleones... uff... no pude cenar, tan pegada se me quedó a la retina las moscas que se zamoaban esos camaleones con la lengua tan... asquerosilla... ;(

Saludos. Tus entradas son un estupendo homenaje hacia su labor divulgativa y hacia su persona.

Montse Viver dijo...

Ayer mismo creo que fué en el canal 33, apareció un capítulo de la serie de Rodriguez de la Fuente, hablando de una especie de ratón "mascareto", me emocionó verle otra vez con aquella voz tan particular y con el don de enganchar a cualquiera que le escuche.
Javier, tú eres un buen ejemplo de entusiasmo naturalista que como dices, él supo despertar en tí de forma indeleble, y se deduce por lo que refejan tus magníficas entradas en el blog.

Un digno sucesor, sin duda!

Montse dijo...

Sin duda Félix ha dejado su semilla bien plantada y te tiene a tí como el mejor de sus alumnos. ¡Qué bien nos has comunidado y divulgado su lema!!

Otras generaciones vieron en la naturaleza y en los animales un medio de vida, la nuestra, la de los niños de Félix, la amamos, gracias a él y gracias a personas como tú que siguen su ejemplo.

Te felicito por estos estupendos post que nos hacen pensar y recordar.
Un beso!!

Carmen Montoro dijo...

Muy emotivas y tremendamente bellas estas entradas dedicadas a Felix...

Sigue bebiendo de esa FUENTE, y continua compartiéndolo con nosotros.

En aquellos años, cuando decía que quería estudiar Biológicas, casi nadie entendía aquella palabreja; cuando añadía que quería ser COMO FELIX RODRIGUEZ DE LA FUENTE... todos comprendían rápidamente.

Un placer!

un sitio diferente

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Tienes razón, Ana. Aunque casi sea un asunto olvidado, Félix tuvo que oponerse a diversos estamentos de la administración estatal y a muchos pastores y gentes de campo que veían en los lobos un demonio a extinguir.
Así fue Félix, capaz de conjurar demonios y transformarlos en seres fascinantes y amados por los niños. Si hizo eso con los lobos, ¡qué no podía hacer con el resto de la fauna!
Saludos y gracias.

Montse Viver, agradezco como siempre tus amables palabras.
Esas escenas del lirón careto son buen ejemplo de la fascinación que tan magistralmente manejaba Félix. Su voz, con imágenes y músicas irrepetibles, llegaban a impregnar las neuronas de cualquiera.
Dejó el listón divulgativo tan alto que resulta inalcanzable, como el tiempo ha demostrado.

Hola, Montse. Curiosamente la evocación de Félix conecta siempre con los mejores recuerdos de nuestra niñez-adolescencia. Fuimos la generación más susceptible a su mensaje, la más fascinada por su figura. No hemos conseguido cambiar el mundo...pero algo muy profundo cambió en nosotros a causa de él.
Gracias por tu comentario y recibe otro beso.

Carmen, debimos ser muchos los que por aquel entonces salíamos al campo precariamente ataviados como naturalistas y pertrechados con prismáticos con ánimo de descubrir el mundo natural. Y en el camino, o en las tabernas de los pueblos, los pastores y paisanos siempre nos hacían la misma observación: ¡Qué, de caza o a pescar!. La única manera de que entendieran nuestra rara afición era decirles aquello de "No, venimos a estudiar los animales y las plantas", a lo que siempre nos soltaban: "¡Ah, como Félix Rodríguez de la Fuente...pues, qué quieren que les diga, el lobo hace mucho daño...!"
Afortunadamente, hoy sigue habiendo lobos y gentes que aman la Naturaleza y la Vida, gracias a Félix.

Jesús Dorda dijo...

Cuando la televisión era poco más que una radio con imágenes en blanco y negro, Felix atrapaba nuestra atención de niños de una manera casi impensable hoy en día.
Solo los documentales de la factoría Disney (Aventuras en la vida real) están asociados a mi inclinación por la naturaleza en aquellos tempranos años.
Muchos de aquellos niños fuimos la generación que llenó las facultades de Biológicas a finales de los 70 e inicios de los 80, las manifestaciones por los nuevos Parques Nacionales y antinucleares.
Ahora tenemos muchos más conocimientos y muchos más medios pero falta compromiso. Quizás necesitemos un nuevo "macho alfa" en nuestra manada. O hembra, por supuesto.

Hana dijo...

eu adoro vir aqui, aprndo muito, com muito carinho tento entender o espanhol, já sigo e venho sempre!
com carinho
Hana

Lluís Sogorb dijo...

Vuelve uno a emocionarse al leer de nuevo este artículo y, ahora más si cabe, pues lo que no recordaba es que era tuyo. Gratos reencuentros. Un abrazo

Anónimo dijo...

Un gran hombre que dejó huella y que como bien apuntas, sembró lo que luego nosotros recogeríamos.
Dio el primer paso, abrió puertas en nuestra mente y nos enseñó con dulzura y paciencia a querer a la naturaeza como se merece, como él la quería.

¡Qué recuerdos! El otro día te mencionaba lo lejos que llegaba su voz, su inconfundible timbre de voz y manera de narrarnos las cosas.
Hoy me acuerdo con especial relevancia la música con que comenzaba "El hombre y la tierra". De repente me ha venido la melodía entera a la mente.

Un abrazo, Javier. Y gracias por hacernos presente un recuerdo tan especial.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Jesús, tal vez sea así. Tal vez los humanos necesitamos -de vez en cuando- la poderosa influencia de un líder en valores para acometer las más nobles tareas. Personalidades como Félix han generado e inducido más cambios sociales que todos los políticos, tecnócratas y juristas juntos.

Muchas gracias, Hana, por tu amable presencia.
Obrigado. Un cariñoso saludo.

Lluís, lo curioso del caso es que lo escribí hace 20 años, dedicado a una figura que desapareció hace 30 años...y todo lo que escribí parece hacernos vibrar aún a quienes hace tanto tiempo que lo echamos de menos. Estas cosas sólo suceden alrededor de personas y obras tan singulares como Félix.

Sí, Neli, las músicas de los diversos programas de radio y televisión de Félix siempre fueron muy relevantes, porque Félix sabía lo que quería y sabía rodearse de excelentes colaboradores. La síntonía de El hombre y la Tierra es todo un clásico del cine doumental. Suena a vida, a aventura y misterio.
Otro abrazo para ti, y gracias.

Santa dijo...

De esos años (lejanos) recuerdo que lloraba cuando en la aldea de Lugo(la casa de mis abuelos) cuando mataban a los conejos de un garrotazo...

Y cuando los chavales, con la escopeta de balines; mataban carrrizos, carboneros, mirlos...

Un saludo

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Sí, Santa, lo del garrotazo a los conejos lo presencié también de pequeño (y no se olvida).
En aquellos años (y si te descuidas, todavía) las escopetillas apuntaban obsesivamente a los pajarillos. La sensibilidad de hoy hacia nuestra fauna debe mucho a la labor de Félix.
Otro saludo.