lunes, 18 de marzo de 2013

ALUDES. Capítulo 2: LAS CONSECUENCIAS

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11 de febrero de 1996, invierno de grandes nevadas. Con mi amigo Juancar me acerqué al Valle de Estós (Pirineo aragonés) sin imaginar que una mole de nieve con árboles, tierra y roca, nos cerraría la entrada hasta una altura superior a 30 m. El desmesurado cono -originado por un alud de fondo en las montañas de Chuise- compactó como nevero no desapareciendo totalmente hasta pasado año y medio, con sus dos respectivos veranos.


Cono de alud a la entrada del Valle de Estós. Pirineo aragonés.


Aludes superficiales y de fondo
Según sea la movilización de materiales, se distingue dos tipos de aludes: alud superficial y alud de fondo. Los superficiales sólo desprenden parcialmente las capas de nieve, mientras que los de fondo llegan a desplazar nieve, terreno de la ladera, rocas y vegetación. Estos últimos suelen ocasionar graves daños en infraestructuras humanas arrasando el terreno por el que circulan. Cuando un alud de fondo adquiere suficiente masa y velocidad no sólo alcanza la base de un valle, también la supera y remonta por la ladera opuesta depositando en ella árboles que durante años quedan como testigo.


Arbolado arrasado por un alud. Pirineo aragonés.


Aludes de nieve fresca, de placa, o de nieve húmeda
En función de los tipos de nieve cabe diferenciar aludes: de nieve fresca, de placa, o de nieve húmeda. Los aludes de nieve fresca se originan en puntos altos de las laderas y según descienden levantan una avalancha de nieve pulverizada capaz de alcanzar velocidades de 100 a 300 km/h. A esa velocidad máxima su frente provoca vendavales que arrancan o seccionan árboles de enorme porte antes de ser tocados por la propia avalancha. Requieren un tipo de nieve seca más característico del invierno. Los aludes de placa son frecuentes y consisten en la rotura y deslizamiento de una costra de nieve. Tales placas se forman con nieve muy venteada y depositada a sotavento del vendaval. Un indicador de su ubicación es la presencia de cornisas de nieve en las alturas, bajo ellas se acumula la nieve que el viento empujó. Los grandes aludes de placa resultan demoledores al precipitarse a velocidades de hasta 130 kilómetros por hora, alcanzadas en unos 5 segundos.


Cornisas de nieve. Pirineo de Andorra.

Los aludes de nieve húmeda se deben a fenómenos de fusión nival por elevación de la temperatura, lo cual resulta más habitual en primavera y en laderas de solana. Adquieren velocidades entre 20 y 60 km/h


Montañas de Batisielles. Pirineo aragonés.


Paisajes de alud
En España los aludes se circunscriben a paisajes de alta montaña, si bien las estadísticas se centran en aquellos parajes donde las avalanchas de nieve causan daños a personas o a infraestructuras, es decir: zonas que reciben una importante precipitación nival y a la vez una significativa afluencia de personas. Esto es: las montañas pirenaicas de Huesca, Lérida, Gerona y Navarra, la alta montaña cantábrica ubicada entre Asturias y León, y las del sistema central en Ávila y Madrid. Lo cual no significa que otras altas montañas ibéricas queden exentas de aludes en años de nevadas copiosas.



Parque Nacional de Aigües Tortes i Sant Maurici. Pirineo de Lérida. 


¿Quién se da por alud-ido?
Conocer los aludes y asumir su riesgo es inherente a la actividad montañera invernal. Otro asunto es la irrupción en la alta montaña de una creciente población urbana ajena a los peligros potenciales de este medio. Público atraído por instalaciones implantadas para el uso y disfrute (generalmente comercial) de la nieve. 



Carretera muy expuesta a aludes. Pirineo aragonés.

Los cortes de carretera, el aislamiento de personas o las muertes por avalancha son consecuencia de los aludes…pero la responsabilidad de esos acontecimientos incumbe a promotores y gestores de carreteras, estaciones de esquí y alojamientos ubicados en el dominio de la alta montaña invernal. Evitar daños y desgracias no obliga a invertir en más infraestructura anti-alud de la necesaria. Por contra, sí implica renunciar a construcciones de riesgo que, tarde o temprano, han de apuntalarse con dinero público contra toda sensatez económica y ecológica.



Barreras contra aludes. Alpes suizos.



Protección contra aludes en carretera. Pirineo aragonés.


Protección contra aludes en cabecera de un canal de alud. 
Pirineo aragonés.



Más sobre aludes en...
ALUDES. Capítulo 1: LAS CAUSAS

ECOLOGÍA de ALUDES en el PIRINEO


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7 comentarios:

Jesús Dorda dijo...

Sistematicamente con los desastres naturales volvemos a lo mismo, la "culpa" no es del clima, del tiempo, de la lluvia o de la nieve, sino de los que promueven viviendas e infraestructuras en zonas de riesgo.
Se pagan barbaridades de dinero a arquitectos, ingenieros y constructores, pero no se cuenta con geólogos que digan lo que no se quiere conocer.
Cuando ocurren las desgracias se pagan con dinero de todos y no con el de los que se hicieron ricos a costa de hacer las cosas mal.
Muy bonita entrada Javier, has deslizado en muy pocas líneas un montón de información, casi un alud.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Esa, Jesús, es efectivamente una cuestión recurrente. Las construcciones e infraestructuras -sean las que sean- no pueden ubicarse sin tener muy en cuenta todos los factores ambientales en que se insertan (climáticos, meteorológicos, geológicos y geomorfológicos). Ingenieros y arquitectos no es lo único que hace falta para emplazar infraestructuras, especialmente en montaña o en riberas fluviales. Biólogos, geólogos, geógrafos, arqueólogos...Muchos otros profesionales -y sobre todo las gentes del lugar que mejor conocen su terreno- han de ser consultados, para que al final prevalezca el sentido común y el bien común...lo único realmente sostenible y rentable.

Javier G. Pérez dijo...

El Pirineo Aragonés con tanto mamotreto antialudes, tuberías, ampliaciones de pistas de esquí y urbanizaciones se ha convertido en una cadena montañosa totalmente domesticada. Sólo nevadas puntuales llevan algo de peligro.

Saludos.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Bueno, Javier, el Pirineo sigue teniendo su peligro (además de la avaricia de algunos)...un peligro natural y salvaje, una belleza agreste y radiante. Tan sólo hay que evitar los lugares que la industria del ocio (y el negocio) han convertido en parques de atracciones. Si más visitantes hicieran eso, el Pirineo sería aún más libre y hermoso.
Saludos.

Mabel G. dijo...

Hermosa entrada y muy instructiva.
Yo, debo decir, que estoy totalmente de acuerdo con la opinión de Jesús Dorda "Se pagan barbaridades de dinero a arquitectos, ingenieros y constructores, pero no se cuenta con geólogos que digan lo que no se quiere conocer" como dice Roberto Carlos en una de sus canciones: "el verde del dólar es más fuerte que todo el verde que hay" Un saludo, amigo.

Anuxa dijo...

Muy interesante ésta segunda parte.
Corroboro la opinión de Jesús, mucha y valiosa información en pocas palabras.
Opino lo mismo que tú, solo tenemos que no hacer uso de tanto "Parque Temático" en Pirineos ( Aragonés, Catalán... ), y hacer uso de su paisaje salvaje, observar, ser cautos,(en lo posible), Riesgo Cero no existe nunca ( tampoco lo hay cruzando un paso-peatones en la ciudad....), y de esta manera, si no hay demanda de éstos parques artificiales, no se "alteraría la naturaleza". ).
Ültima noticia de muerte de niña en Formigal : Resultado : exceso de ampliación de pistas en "Conos de deyección naturales".....por que manipulamos tanto el paisaje??. Está claro que no pueden controlarlo todo. Un saludote!!!

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Sí, Mabel, la ambición mueve montañas...
Otro amigable saludo para ti.

Hola, Anuxa. El paisaje es un recurso natural que admite múltiples y hasta contradictorios usos. Los más adecuados y eficientes son aquellos que se hacen desde el conocimiento y respeto a su dinámica natural, lo contrario puede generar más beneficio (para unos pocos) y más riesgo (para muchos).
Otro gran saludo para ti.