Luces y sombras
Anuncios luminosos, farolas y focos de alta potencia iluminan el recinto urbano denominado AZCA que concentra edificios de oficinas y centros comerciales en el área norte de la ciudad de Madrid.
Iluminación. Complejo AZCA de Madrid.
El exceso de luz alarga las noches y garantiza la seguridad ciudadana…igual que esas cámaras que lo ven todo desde arriba.
Iluminación y vigilancia. Complejo AZCA de Madrid.
Este paisaje metropolitano, tan al gusto del liberalismo económico, yuxtapone a los aspirantes a “triunfador” y altos ejecutivos con los mendigos del propio sistema…cada uno ocupando su nicho socioeconómico puesto que los segundos no van más allá de los pasadizos, los subterráneos o los jardines cementados.
Zonas ajardinadas. Complejo AZCA de Madrid.
Vegetación urbana
La vegetación potencial de este paraje madrileño es el encinar manchego de clima seco con temperatura media anual inferior a 16ºC…sin embargo, las plantas que aquí crecen apenas guardan relación con las comunidades vegetales que poblaron el paisaje anterior a la urbe madrileña.
Especies de jardinería, cultivadas, abonadas y regadas, habitan este entorno con mayor o menor éxito. En determinados rincones han plantado especies ibéricas, aunque ajenas a la flora natural del territorio. Mientras, un reducido número de genuinas plantas autóctonas sobrevive por su cuenta en competencia con otras de carácter cosmopolita e invasor.
Vista panorámica. Complejo AZCA de Madrid.
Un suelo desolado
El suelo natural de este paisaje urbano es un sustrato de arenas y arcillas conocido como arcosas de Madrid, procede de la erosión y sedimentación de rocas graníticas y gnéisicas de la Sierra de Guadarrama. Pero el terreno ha sido socavado para abrir paso al tren, al metro y a los automóviles que circulan por sus 7,5 kilómetros de calles subterráneas distribuidas en dos niveles cubiertos por sucesivas capas de hormigón.
El actual suelo superficial es equiparable a un afloramiento rocoso, un pavimento estéril con islas de nutrientes depositados en las jardineras y zonas ajardinadas.
20 hectáreas de especialización
Aquí se desarrolló previamente un paisaje agrícola y ganadero, luego se transformó en periurbano y definitivamente en metropolitano en la década de los 70 del siglo XX. El crecimiento y expansión de la urbe madrileña dotaron a la zona de infraestructura especializada para responder a nuevas funciones económicas, administrativas, financieras, de ocio y consumo. Son 20 hectáreas de terreno por donde cada día circulan, trabajan, compran y deambulan unas 120.000 personas. Cada metro cuadrado de este paisaje ha sido pensado, diseñado y construido para concentrar y ahorrar espacio. El suelo de una gran ciudad es un recurso muy cotizado. Aún así, entre los edificios se han dispuesto espacios abiertos, parcialmente ajardinados y de uso peatonal. Un deliberado desahogo para quienes pasan su vida en compartimentos de luz artificial.
Fachada de cristal. Complejo AZCA de Madrid.
Fachadas de cristal ineficiente
La fachada de este edificio alberga un centro comercial. En su interior los urbanitas satisfacen variadas necesidades: desayunar, comer o cenar, visitar exposiciones, comprar ropa, regalos, e incluso productos naturales....Una multiplicidad de funciones que contrasta con el homogéneo exterior del edificio. La aportación estética del revestimiento cristalino es energéticamente cuestionable: por el dispendio de energía para fabricarlo y por su escasa eficiencia. No es buen aislante térmico ni acústico y su evidente ventaja –la transparencia– se neutraliza con materiales reflectantes o que reducen la translucidez. Una construcción con fachada acristalada debería ahorrar consumo de luz artificial y calefacción, pero estos edificios gastan tanta electricidad en iluminación como cualquier otro y el tratamiento de las superficies acristaladas con filtros para la radiación solar minimiza su efecto invernadero durante el invierno.
Fachada de cristal del edificio Sollube. Complejo AZCA de Madrid.
Fachada de metal y cristal en edificio Cadagua. Complejo AZCA de Madrid.
Estructuras metálicas y planteamientos insostenibles
El peculiar diseño del edificio Cadagua sobresale en derroche de materiales para revestimiento exterior. La fachada encierra todo el edificio en una jaula metálica…y quizá alegórica. Tras los barrotes metálicos –fabricados con enorme coste energético- se extiende un acristalamiento de reducida transparencia y cuyos ventanales, para colmo, son de apertura muy limitada. El inmueble elude las condiciones climáticas y lumínicas de este enclave madrileño. Su apariencia estética –cuestionable– se apoya en una tecnología de consumo energético que intenta autorregular el ambiente interno al margen del clima exterior. La supresión de ventanas o su uso casi simbólico presuponen la disponibilidad indefinida de energía relativamente barata.
Fachada de metal y cristal en Edificio Cadagua. Complejo AZCA de Madrid.
¿Quién vive realmente aquí?
La comunidad humana que ocupa este hábitat no reside en él, la mayoría permanece aquí desde la mañana hasta el inicio de la noche, y sólo en días laborables.
Otros seres han encontrado en este paisaje un espacio donde vivir: las ubicuas ratas, el halcón peregrino, gatos asilvestrados, gorriones, mirlos, palomas, urracas…Y, por supuesto, una ignota fauna invertebrada de hormigas, cucarachas, chinches de campo y especies de pulgones, mariposas o abejorros que acuden al reclamo de las plantas en el desierto de hormigón.
Jardines y acceso a Torre Picasso.
10 comentarios:
¡Impactante este recorrido urbano-ajardinado!
Desde hace muchos años me preguntaba como es que en este país, con tantas horas de sol al año, no se apostara más por la energía solar. Todo el mundo me respondía ¡Huy, eso sería mus costoso! Bueno, ahora ya no es así, los paneles solares no son tan caros, sin embargo veo pocos edificios que utilicen esa energía y me da mucha rabia.
Javier, tus artículos siempre despiertan mi admiración.
Un beso enorme.
Una vez más, impecable y ameno.
Paco Amor.
Si hay un espacio que refleja el ecosistema urbano que es capaz de crear el Homo sapiens, Javier. Una curiosa visita guiada la que nos has ofrecido hoy.
Un abrazo.
Hola, Montse. Tienes toda la razón, el uso de paneles solares integrados en las fachadas de estos grandes edificios sería una solución, o al menos un importante aporte, de cara a su consumo energético. Quizá sobren diseñadores de lo grande mientras escasean pensadores de lo útil.
Muchas gracias por tu comentario. Y un beso como una casa (o como un rascacielos) para ti.
Querido, y no tan anónimo, Paco: agradezco sumamente tus palabras y tu distinguida visita.
Un abrazo.
Pienso igual que tú, Jesús: estos paisajes son uno de los mejores -o más apropiados- referentes de una actividad humana que reconvierte su entorno natural y hasta su propia vida en él...Aun así, seguimos siendo primates mal que les pese a algunos.
Gracias y otro abrazo para ti.
Uma beleza de passeio por tua visão... estive tão perto e não vi Madri...
Beijos.
Gracias, Teca, por acompañarnos en este paseo virtual por el AZCA de Madrid. Estés o no por aquí, este blog siempre te siente cercana.
Besos para ti.
Bueno, no tan desierto de hormigón, puesto que está a rebosar de él desgraciadamente.
El paseo es interesante aunque prefiero ese Madrid más clásico y con edificios más generosos con los gorriones. De todos modos, creo que esta ciudad todavía puede presumir de arbolado y zonas verdes a pesar de políticos con cierta fobia a la naturaleza natural, o sea, la salvaje, la original que sirvió de base para el asfalto.
Saludos.
Cierto, Javier, de hormigón va sobrado el AZCA. Y también comparto contigo que Madrid es una ciudad con abundante arbolado, otra cuestión es cómo es tratado (podado-talado).
Saludos.
Nunca había analizado la zona desde ese punto de vista. Siempre me he preguntado por qué nos fabricamos ciudades de hormigón si cualquier minuto que tenemos libre lo queremos pasar entre los árboles y el agua de cualquier parque cercano. Instintivamente echamos de menos nuestros orígenes, estoy convencidísima. Saludos amigo.
Está claro, Mamen, que los paisajes que más bienestar nos reportan son aquellos que incluyen agua, vegetación, aire saludable y sonidos apacibles, aquellos en que la Vida se asienta en armonía con el sustrato geológico...Y eso no suele encontrarse entre los complejos de oficinas. Los rascacielos y los bloques de viviendas cubican nuestras vidas mientras nuestra mente sueña con horizontes amplios. El sistema económico imperante tiende a concentrar la riqueza a costa de recursos tan esenciales como el espacio vital y su horizonte...
Saludos, amiga.
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