En la Terminología popular de los humedales, de Fernando González Bernáldez, se indica que el topónimo bárcena y derivados como várzea, várcea, bárcea, proceden del latín margo, -inis, equivalente a margen. En Galicia se refiere a un margen de río y también a una tierra cultivada por hallarse en aquellas zonas ribereñas las mejores tierras de labor. La acepción agraria de este vocablo es compartida por enclaves de habla castellana, especialmente en pueblos de Cantabria.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, bárcena podría tener origen en la voz prerromana bargĭna, derivada de barga o campo inundado. Y así, este diccionario indica que en Cantabria bárcena denomina a un “lugar llano próximo a un río, el cual lo inunda, en todo o en parte, con cierta frecuencia”. Insospechadamente la misma ciudad de Barcelona compartiría esa raíz etimológica al ser ubicada en un barcino cuyas ricas tierras de cultivo solían inundarse.
Existen en Cantabria dos poblaciones llamadas Bárcena, a las que se suman Bárcena de Ebro y Bárcena de Carriedo. Y otras como: Bárcena de Pie de Concha, Bárcena Mayor y Bárcena de Cicero. Además de los derivados: Barcenaciones y Cabárceno.
En León tienen Bárcena de la Abadía y la muy coherente Bárcena del Río. En Palencia: Bárcena de Campos. Y en Asturias: Bárcena del Monasterio.
Bárcenas, tal cual, sólo hay en Burgos.
Otras bárcenas, aunque diminutivas, son: Barcenillas de Cerezos y Barcenillas del Rivero (Burgos). Barcenilla y Barcenillas (Cantabria)
Según el Diccionario de la Real Academia Española, bárcena podría tener origen en la voz prerromana bargĭna, derivada de barga o campo inundado. Y así, este diccionario indica que en Cantabria bárcena denomina a un “lugar llano próximo a un río, el cual lo inunda, en todo o en parte, con cierta frecuencia”. Insospechadamente la misma ciudad de Barcelona compartiría esa raíz etimológica al ser ubicada en un barcino cuyas ricas tierras de cultivo solían inundarse.
Existen en Cantabria dos poblaciones llamadas Bárcena, a las que se suman Bárcena de Ebro y Bárcena de Carriedo. Y otras como: Bárcena de Pie de Concha, Bárcena Mayor y Bárcena de Cicero. Además de los derivados: Barcenaciones y Cabárceno.
En León tienen Bárcena de la Abadía y la muy coherente Bárcena del Río. En Palencia: Bárcena de Campos. Y en Asturias: Bárcena del Monasterio.
Bárcenas, tal cual, sólo hay en Burgos.
Otras bárcenas, aunque diminutivas, son: Barcenillas de Cerezos y Barcenillas del Rivero (Burgos). Barcenilla y Barcenillas (Cantabria)
Resumiendo,donde hay Barcenas, hay lodo, fango y barro.
ResponderEliminarSaludos.
Jaja, creo que El Tejón tiene razón, hay mucho lodo en donde hay Bárcenas.
ResponderEliminarBuenísimo resumen, Javier.
Un abrazo.
Así es Javier, todo inundado...es como si hubiera reventado la parte chunga de una depuradora, mas que el desbordamiento de un río.
ResponderEliminarCon lo bonito que es el nombre...
Saludos.
Que lástima que el apellido que porta este sujeto, no sea de su clase. Por que Bárcena o Barcellinas
ResponderEliminaracompañan a hermosas comarcas y pueblos. Quizás sirva para que sean mas populares o quizás se asocie, pero no por favor....que ni tiene estilo, ni mucho menos, repito, casta para portar dicho apellido!.
Que ingeniosa entrada.
Saludos Fcº. Javier y un abrazo.
Algo así, El Tejón. Bárcenas políticas son terrenos muy pantanosos.
ResponderEliminarSaludos para ti.
...Y si el río está revuelto ¡no digamos!, querida Montse.
Otro abrazo para ti.
Bárcenas políticas con una buena depuradora que sanée el lodazal sin reventar en el intento. Esperando estamos, Javier.
Mis saludos para ti.
Afortunadamente, Anuxa, los individuos pasamos y los paisajes y topónimos se quedan. Dentro de un tiempo (para bien o para mal) casi nadie recordará un Bárcenas tan popular.
Gracias y otro abrazo para ti.
Más que en zona encharcada alguno debería estar con el agua al cuello. Pero no, flotan.
ResponderEliminarMuy a tiempo, Javier.
Un abrazo.
Tierras ricas entonces, que se nutren con las aguas calmas de las crecidas.
ResponderEliminarCrecidas que algunos non son capaces de asimilar, que la riqueza es lenta en la vida y ha de ir administrándose a lo largo de mucho tiempo.
Hagamos caso al roble y al aliso, saben lo que hacen.
buenas tardes Javier.
No os rasguéis las vestiduras: igual que el hábito no hace al monje, el apellido ni define ni califica la persona. ¡ni que estuviéramos en el medievo!
ResponderEliminarUn saludo
Ni flotan ni nos dejan salir a flote.
ResponderEliminarGracias, Jesús.
Otro abrazo.
Así es, Marcelo, la riqueza de la Vida (y la propia Vida, como riqueza en sí).
Buenos días para ti, Marcelo.
Evidentemente, Anónimo, el apellido (proceda de topónimo o no) es un mero accidente biográfico. Los topónimos, por contra, suelen definir de modo preciso características geomorfológicas o de uso del paisaje. No hay que confundir las bárcenas con los Bárcenas...aun vislubrando cierta similitud.
Otro saludo para ti, estimado Anónimo.
Yo tenía una amiga, de origen asturiano, que se apellidaba Bárcena... Y con lo bien y dulce que sueña ese vocablo... ¡qué denigrado ha quedado!
ResponderEliminar¡Saludos Fco. Javier ! ( que con la bronca de pensar se me olvidó)
ResponderEliminarNo te preocupes Mabel que esos borrones no manchan ningún mapa ni salpican a ningún pueblo ni a ninguna persona honrada.
ResponderEliminarMis saludos para ti.