Dos ojos, una boca…y a lo sumo una nariz. Ya tenemos una cara humana, o más bien su representación simbólica, siempre que estén adecuadamente ubicados los ojos, nariz y boca. Si no es así, el modelo del rostro falla y no percibimos cara alguna.
El cerebro humano tiende a trabajar con patrones, formas que se repiten. La cara humana es uno de ellos, y de no poca importancia en nuestra vida social.
A partir de los 2 ó 3 meses de edad ya somos capaces de distinguir una cara con sus elementos correctamente situados. A los seis meses podemos diferenciar entre rostros de monos, sin embargo, hacia los nueve meses vamos perdiendo esa habilidad para centrarnos paulatinamente en las caras humanas.
Durante nuestra vida recibimos gran parte de la información del entorno a través de la vista. Y siendo una especie tan social hemos aprendido a vernos cara a cara con nuestros semejantes, para reconocerlos individualmente e interpretar sus emociones e intenciones. El patrón de la cara humana está muy presente en nosotros, tanto que podemos ver caras incluso donde no las hay, basta con que percibamos formas lejanamente comparables a ojos, nariz y boca (incluso aunque falte la nariz).
A partir de los 2 ó 3 meses de edad ya somos capaces de distinguir una cara con sus elementos correctamente situados. A los seis meses podemos diferenciar entre rostros de monos, sin embargo, hacia los nueve meses vamos perdiendo esa habilidad para centrarnos paulatinamente en las caras humanas.
Durante nuestra vida recibimos gran parte de la información del entorno a través de la vista. Y siendo una especie tan social hemos aprendido a vernos cara a cara con nuestros semejantes, para reconocerlos individualmente e interpretar sus emociones e intenciones. El patrón de la cara humana está muy presente en nosotros, tanto que podemos ver caras incluso donde no las hay, basta con que percibamos formas lejanamente comparables a ojos, nariz y boca (incluso aunque falte la nariz).
Estamos rodeados de caras: en nuestra casa, en la calle, en las rocas, en cualquier paisaje, y hasta en un tarro de pimentón…
Me gustan las caras que te has encontrado.
ResponderEliminarYo a lo sumo puedo tener por ahí alguna cara... cola de cara...mbola.
Saludos desde el norte...
¡Cara-amba, ARS, seguro que también tienes cara-mbanos por ese norte!
ResponderEliminarSaludos desde el sur del norte.
Aqui un cara dura:
ResponderEliminarhttps://www.flickr.com/photos/arsnatura/14699097149/
No pasa nada si ves caras, Francisco Javier... lo preocupante sería que esas caras hablasen. Y si te hablan, mejor no decírselo a nadie, porque puede costarte carO.
ResponderEliminarSaludicos.
Pues sí que tenemos esa tendencia a ver caras en todos lados, de hecho yo tengo una buena colección que comparto con una amiga bloguera y las publicamos intercambiándolas, las llamamos "nuestras caritas" y ni te imaginas la de caras que aparecen por todas partes.
ResponderEliminarHas encontrado unas caras muy graciosas, la que más la del tarro de de pimentón!!
Un beso grande.
Tienes razón, ARS, qué cara más dura.
ResponderEliminarSaludos.
Siguiendo tu consejo, Guillermo, si me hablan las caras...me haré el sordo...¡A ver qué cara ponen!
Saludillos.
De hace tiempo conozco esa caza de caras que comentas, Montse, estáis hechas unas expertas en el asunto. Os tuve muy presentes cuando escribía estas líneas.
Otro beso, grande, para ti.
La del pimentón es una versión picante del Clik de Famobil.
ResponderEliminarSaludos
...Muy bueno, Javier. Aunque, para ser más exactos habría que hablar de una versión dulce, porque el tarro no era de pimentón picante.
ResponderEliminarSaludos salpimentados.