domingo, 5 de julio de 2009

MIRAR MONTAÑAS

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MIRAR MONTAÑAS


Sentarse a mirar. Simplemente mirar montañas.
Admirables moles de belleza.
Y vivir la felicidad de estar ahí,
sólo por verlas.

Sentirse en su inmensidad una mota,
siquiera un instante,
apenas un fugaz destello de certeza.

Verlas, amarlas, ser con ellas.
Aunque fueran desde antes sin nosotros,
a pesar de su después de nuestra ausencia.

Y allí quedan y cambian,
aumentan y menguan.
El tiempo también las mata,
él es más viejo
-tan viejo- que no es nada.

Cuando subo una cima, voy a mirarlas.
Cada cumbre me enseña...otras montañas.




GIRA TU MIRADA A LAS MONTAÑAS.
Haciendo clic en esta ventana.


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13 comentarios:

Lienzo tierra dijo...

Y ahí es donde verdaderamente uno se siente parte de la naturaleza y del mundo ¿no te pasa a tí? A mí sí.

Tanto poema como vídeo, muy bonitos, sí señor.

Saludos!

Javier G. Pérez dijo...

Efectivamente, mirar montañas es un placer difícil de expresar.
Me gusta mirarlas detenidamente, tan grandes, con el eterno silbido provocado por las ventiscas en sus cumbres erosionadas.

Ahora tengo miedo de ascenderlas, pero no por su contacto duro e inclemente, sino por temor a clavarme un piolet, tropezar con una bombona de oxígeno o, deslumbrarme con el destello de alguna lata, caer rodando y estrangularme con la lona o, algún quitavientos.
La verdad; que la montaña es muy peligrosa.

Saludos.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Hola, aquí estamos de nuevo.
Estos días me he escapado al Pirineo, a ver montañas. Así que no he podido contestar los comentarios con la presteza deseable. Espero que me disculpéis.

Veo con agrado que nuevos seguidores han decidido seguir hasta El Último Rincón. Muchas gracias a Mamen (Mi azul de mar) y a Jorge (Caminando).

Desde luego, Mamen, entre montañas uno se siente como en casa, esa gran casa de todos que es la Naturaleza. Un horizonte de montañas es un paisaje cargado de fuerza incontrolable, un entorno que pone a los seres humanos en su lugar (pequeñitos y humildes, como nunca debimos dejar de ser).

Por lo de las bombonas de oxígeno y demás complementos, no te preocupes Javier que no todo el monte es orégano, ni siquiera en lata. Cierto es que en algunas grandes montañas uno puede tropezarse con cualquier cosa que alguien se dejó por ahí...Incluso en montañas más modestas. En cierta ocasión me encontré en la cima de Peñalara (2.430 m): ¡una aleta de bucear!...y seguro que no es lo más raro que habrá visto esa montaña.

Máster en nubes dijo...

Hola, Javier, me he reído mucho con el vídeo "que os vengáis toos", mira que bien, sentido del humor, pero ¿la próxima vez no puede ser un lugar un poco más cálido pa que nos vayamos toos,;-), por favor? No hace falta que sea como Madrid ayer... pero sí un poquico de calor, hombre de las nieves.

Me ha gustado mucho el poema y como vivo al lado de la Maliciosa comparto ese mirar a las montañas con admiración (otra cosa es subirlas... y bajarlas ;-) que es más difícil para mí).

Ayer hubo nubes rodeándola, rondándola, y un atardecer de esos que dan ganas de aplaudir y fuerte plas plas plas. Hacer yoga a las faldas de la Maliciosa, en mitad del parque, es a-l-u-c-i-n-a-n-t-e (supongo que no como subirla pero casi ;-)

Un abrazo y gracias por las risas y lo demás.

Aurora

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Gracias a ti, Aurora, por la visita.

Lo de "hombre de las nieves", te lo agradezco también. Como has visto, me encanta la nieve...y reirme. Quizá haya más adelante otro videoclip menos blanco.

En cuanto a la contemplación y disfrute de la montaña, existen tantas posibilidades como se quiera. El yoga me parece estupendo. Yo he practicado algo así como una contemplación meditativa hacia la montaña...y también las subo y bajo (antes más veces y más alto que ahora) con esfuerzo, respeto y ese punto de masoquismo que nos aqueja a los montañeros...sin el cual nos es difícil entender la vida.

Jesús Dorda dijo...

Después de haber compartido contigo unas cuantas subidas a montañas, aunque sean de las fáciles, ¿que puedo decir? que son momentos muy especiales.
Nos hacen disfrutar de conseguir la meta propuesta y nos premian con la contemplación única y diferente.
¡¡ Y que sean muchas más !!

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Vamos subiendo, poco a poco, y cada vez somos más contemplando montañas desde esta cima.

Pero, bueno...¡Qué alegría, Jesús!

Bienvenido a las alturas. Y, sin irme por los Cerros de Úbeda: te recuerdo una magnífica ascensión que hicimos en el Monte Kenia...y otra, mucho más cómoda, en el trenecillo del Jungfrau.
Espero, efectivamente, que siga habiendo más subidones. Nos vienen bien para dejar allá abajo lo que no es imprescindible.

Abrazos.

Ars Natura dijo...

Hola Fco. Javier, veo que eres amigo de mis amigos....
Me gusta el estilo de blog que tienes le enlazaré con el mío para tenerte más a mano y para que a los demás también les sea más fácil llegar a ti.
Espero aprender de ti sobre interpretación del paisaje, que es algo que me interesa mucho.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Encantado, Goyo (que supongo que es tu nombre más allá de Ars Natura) de que visites este Último Rincón...cada vez menos alejado de tan buenas compañías.

Espero que aquí encuentres algo de interés y te pido disculpas por mi nivel fotográfico (nos lo pones muy difícil...y por eso nos fascinas).

Gracias por el enlace, que será mutuo.

Saludos.

Fernando Avila dijo...

Hola Javier:

Ese tiempo que hace levantar montañas en millones de años es el mismo que nos comprime cada día y nos impide muchas veces seguirte.
Las montañas dan vida al paisaje, limitándolo, poniéndole color de fondo, dándole perspectiva, enriqueciéndolo. En las montañas nos sentimos aves, por no poder serlas, observando desde arriba, descubriendo rincones que la llanura esconde. Por eso allí me siento bien, como si volara, con el viento de cara y más cerca de ese sol que nos hace vivir.
Sigue subiendo montañas, ejercicio para el cuerpo y la mente, y nos lo cuentas.
Desde Grajera son las alturas de Ayllón y Somosierra las que nos hacen alzar la vista y sentirnos ave y paisaje.

Un abrazo,

Fernando

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Hola, Fernando (Grajera Natural). Hermosas tus palabras, como siempre.

Es cierto, las montañas son más que montones de roca. Son las que ponen de relieve el alma de la Tierra.

Todas las montañas tienen algo mágico. Tú tienes al alcance de la mirada la magia de Ayllón y Somosierra, disfruta plenamente de ellas.

Otro abrazo para ti.

Santa dijo...

Hola, qué poética es la niebla en tus fotos..!

Es un cuadro de melancolía...

Y la música del vídeo mu buena..!

Un abrazo

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Gracias, Santa, por tus palabras. Las nubes siempre aportan algo de poesía a las montañas. Es el contraste entre lo liviano y lo masivo.

Otro abrazo para ti.