miércoles, 28 de abril de 2010

DEHESAS…Y DE LAS OTRAS (2)

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CAPÍTULO 2: Un tótem en la dehesa ibérica
Árbol ibérico, casi totémico, la encina (Quercus ilex subsp. ballota) se adapta a todas nuestras variantes del clima mediterráneo. La hoja aguanta de 2 a 4 años utilizándolas en cualquier estación, incluido el otoño mediterráneo, tan propicio a las lluvias con temperaturas templadas. La dureza de las hojas, su pequeñez y el tapiz de pelillos en la cara inferior, reducen sus pérdidas de vapor de agua en el estío mediterráneo.

Cultivos en dehesa de encinas. La Mancha.
 
La encina es un árbol longevo y resistente, de profundas y extensas raíces capaces de dar rebrotes con facilidad…una especie inmejorable para fundar y fundamentar el paisaje de la dehesa sobre tierras pobres con clima poco favorable a la exuberancia vegetal. En la copa y raíces de las encinas se hallan las claves de nuestras amplias dehesas.
 
Dehesa de encinas. Extremadura.
 
Sombrillas y paraguas

Copa redondeada, compacta, sobre tronco recio y corto, es la silueta que asociamos a la encina. Sin embargo este árbol alcanza potencialmente hasta 25 metros de altura. En las dehesas se poda la encina favoreciendo el crecimiento de ramas en horizontal que hacen sombra amplia y densa sobre pasto y ganado, la poda también facilita el vareo de la bellota para los cerdos en montanera.

Cerdo ibérico en montanera. Andalucía.

La trayectoria del sol desplaza la sombra de las encinas a lo largo de la jornada garantizando pastos más frescos y verdes alrededor de los árboles. Esos herbazales quedan además resguardados del viento y las heladas. La presencia física de la encina induce sobre la vegetación circundante un microclima menos frío y menos seco.

En las jornadas más calurosas del año el sol queda prácticamente en la vertical de las encinas y el efecto benéfico de la sombra en el herbazal se percibe justo bajo la copa, en el contorno del tronco. Es ahí donde perviven los últimos reductos de verdor cuando el resto del pastizal queda agostado.

Bajo la lluvia, el follaje de las encinas intercepta las gotas de manera que caen con suavidad sobre el suelo. La erosión es menor bajo las copas, especialmente en las tormentas de final del verano sobre pastos resecos.

Dehesa de encinas. Extremadura.


(Continuará...)

Al término de esta miniserie (de 3 capítulos) abriré la opción de comentarios.

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