martes, 21 de diciembre de 2010

LA ABOMINABLE INDUSTRIA DE LAS NIEVES (Capítulo 5...y último)

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Islas urbanas en la alta montaña

Por el volumen de productos y energía que deben importar, por la contaminación que aportan, por la alta concentración de población en espacios reducidos y por la procedencia y tipología de sus usuarios, las estaciones de esquí alpino son islas urbanas.


No es necesario subir a las pistas, basta con darse una vuelta por las instalaciones comerciales, los hoteles y urbanizaciones anejas para percatarse de que aquella población es de otro mundo…el mundo urbano. La alta montaña sólo es el escenario, un soporte para las pistas de esquí que atraen a urbanitas y tarjetas de crédito.


Las estaciones de esquí alpino agreden a paisajes de grandes pendientes, a veces inestables, fundamentales en su aportación a la biodiversidad, frágiles en su conservación y sometidos a condiciones meteorológicas durísimas.


Algo debe justificar tanta insensatez como para permitir su explotación, plantearse ampliaciones y promover su consumo generalizado: con campañas publicitadas, con informaciones periodísticas, o con informes meteorológicos un tanto sospechosos…¿descaradamente tendenciosos?


Consecuencia innegable para las poblaciones cercanas a las estaciones de esquí alpino es que, gracias a su explotación, han evitado la emigración, incluso aumenta su censo, su renta per cápita y su dependencia del exterior.


Ecológica y paisajísticamente agresivas e insostenibles. Socialmente transformadoras. Y económicamente dinamizadoras. Las estaciones de esquí alpino son un buen negocio para los encargados de diseñarlas, promocionarlas y ejecutarlas, para los responsables de su mantenimiento y explotación, para la rentabilidad política de algunas comunidades autónomas y consejeros de cajas de ahorros, para los sectores de turismo, hostelería y comercio, para los promotores y constructores de urbanizaciones, para ayuntamientos y amantes de las recalificaciones de terreno, y para poblaciones de montaña dispuestas a ser satélites de la ciudad.


Fin de la serie
Safe Creative #1012178087966

10 comentarios:

marce dijo...

Somos así y no lo vemos, y, como lo comentes te verán como un ser raro en este planeta que adolece de persona que escriban sobre tantos temas como tú lo haces.

>Un saludo y felices fiestas caminando entre el bosque nevado, o, la pradera.

Mabel G. dijo...

Se necesitarían más personas como tú para difundir estos temas que tanto afectan a la Naturaleza y a los que la compartimos.
Nuevamente te FELICITO !
...........
aprovecho este espacio y oportunidad para enviarte UN DESEO DE FELIZ 2011 junto a tus seres queridos.
Y gracias por todo lo que he aprendido a través de tu Blog!
Un abrazo desde Argentina

Javier G. Pérez dijo...

“Hoteles a pie de pista”: publicitan en la radio sobre el oro blanco al gentío urbano. Solamente por la comodidad de no dar un paso, ya se hace uno idea del tipo de gente habitual de estos “saraos” de la alta montaña.
Me conmueven tus entradas por la impotencia integra en tus palabras. Qué complicado es el asunto Javier.

Abrazos y, que hagas cumbre en la felicidad de estos días.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Así somos, Marce. Querer asegurarse el sustento es algo muy humano, aunque sea a costa de sacrificar algo tan sagrado como la alta montaña. Pero también es muy humano decir que no a lo que nos quieren imponer unos cuantos como si aquello fuera la única solución. Ir contracorriente siempre es ser raro. Aceptar sin más lo que otros dicen que hay que aceptar es casi no ser nada.
Muchas gracias por tus palabras. Vaya para ti mi saludo con el mejor deseo de un nuevo año cargado
de Naturaleza por disfrutar.

Hola, Mabel. Cada uno es parte de la voz de la Vida. Y en cada blog habla su rica diversidad. Somos todos obreros de la Naturaleza.
Muchas gracias por tus palabras y buenos deseos.
Desde este rincón (el último) del mundo te envío otro entrañable abrazo y mi gratitud por la energía que pones en tu blog para lograr un mundo mejor.

Gracias, Javier, por haber tenido la santa paciencia de leer todos los capítulos dedicados a las estaciones de esquí alpino. Me he limitado a decir lo que hay, aunque muchos callen la mayor parte de lo que implica este negocio. Son demasiados años asistiendo a la transformación y venta de unos paisajes que por su magnificencia y aportaciones geo-ecológicas y psico-culturales deberían quedar al margen de ese mercadeo en el que han sumido nuestras vidas.
Creo que, al final, las estaciones de esquí alpino acabarán desapareciendo: por falta de rentabilidad ("gracias" al calentamiento de la atmósfera) o porque pasarán de moda.
Abrazos amistosos para ti, con mis mejores deseos de un 2011 pleno en plena Naturaleza.

Jesús Dorda dijo...

Y el año que no nieva el desastre económico es para todos, incluso para los que no esquiamos.
Porque la responsabilidad de poner estaciones de esquí no sostenibles con el clima de la zona, se diluye como la nieve con la sal.

salvasalom dijo...

Algo para pensar Fcº Javier. Toda actuación en la actualidad, tal como estamos, se deberia sopesar, ver lo que supone realmente. Quizas todo lo que no se cuantifica con números hoy por hoy no vale nada. Un invernal aunque cálido saludo y una buenísima entrada al nuevo año¡¡

Lluís Sogorb dijo...

Creo que poco se puede añadir a todo lo expuesto en esta magnífica y demoledora serie que destapa con pelos y señales el negocio de la nieve. Viendo estas entradas entiende uno porque los que hacen negocio y los que nos gobiernan prefieren que seamos incultos y desinformados. Tienen el beneficio asegurado.
Saludos
Lluís

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Efectivamente, Jesús, así pasa en la alta montaña más mediterránea, donde ya de por sí los años son irregulares en precipitaciones y donde los cañones de nieve no tienen nada que hacer si no nieva un mínimo. Este negocio es especialmente sangrante cuando, además, es apoyado económicamente por las administraciones autonómicas que todos pagamos.
Saludos.


El problema de cuantificar, Drach, es que resulta más fácil poner cifras a los ingresos derivados de instalar y explotar las estaciones de esquí alpino que hacer números con las pérdidas que supone su interferencia en los procesos naturales de la alta montaña y la degradación de sus paisajes. Los servicios que nos prestan los ecosistemas resultan tan básicos y necesarios que no suelen apreciarse (...hasta que sea demasiado tarde).
Te deseo otra feliz entrada (y estancia) en el nuevo año. Con un afectuoso saludo.

Y lo peor a veces, Lluís, es que los propios gobernantes son tan incultos y están tan desinformados como quieren que estemos los demás. Aunque supongo que no faltan casos en que prefieren no saber demasiado sobre el tema para evitarse problemas de conciencia. Los que sí saben y callan, o intentan "blanquear" el negocio, son los promotores y constructores de las estaciones de esquí, apoyados por los técnicos que elaboran sus estudios (favorables) de impacto ambiental.
Gracias y saludos también para ti.

Lienzo tierra dijo...

Osea que es bueno para todos menos para la naturaleza y para los que la amamos. El problema es que creo que somos bastantes menos :(:(

Qué sinrazón, si cada vez nieva menos!! Qué absurdo veo todo!!

Muy buena esta serie, la he compartido lo que he podido para ir concienciando a la gente.

Por cierto, las fotos hacen daño a la vista...:(

Un saludo F. Javier.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Sí, Mamen, hay muchos interesados en sacar dinero a la alta montaña al precio que sea, y bastantes personas que no ponen objeción y se dejan llevar (en los remontes) hacia una forma de ocio-negocio centrada en la montaña...sin ninguna consideración hacia ella.
No creo que seamos pocos los que preferimos una montaña libre de tales servidumbres. Los esquiadores alpinos todavía son una pequeña parte de la población (aunque los medios de comunicación concedan tanta importancia a esa afición) y a la vez son demasiados ciudadanos los que desconocen el daño causado (porque a esos mismos medios de comunicación no les interesa divulgarlo).
Quizá lo único que nos queda sea no callarnos y mostrar nuestra desaprobación (siempre con argumentos) allá donde surja la ocasión.
Muchas gracias por tus comentarios.
Otro saludo para ti.